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Se le cae la cara de vergüenza a un diputado en plena Gran Vía.

El político volvió a recogerla pero ya la habían pisoteado unos niños

Según algunos testigos, el diputado anduvo al menos doscientos metros sin cara ante la estupefacción de los transeúntes, que le increpaban por su falta de decoro. En un primer momento el hombre no dio importancia a los abucheos porque, según parece, creyó que le insultaban por su condición de imputado famoso, pero fue al intentar piropear a una bonita muchacha cuando echó de menos la boca, pues en lugar de un silbido proyectó el cielo del paladar sobre una señora rubia. El político, aterrorizado, se apresuró en volver sobre sus pasos para recuperar la cara pero unos niños pequeños estaban pisoteándola y diciéndole cosas poco apropiadas para su edad, tales como “bastardo de mil padres”, “sabandija ponzoñosa” “abominación de la naturaleza” y calificativos similares. El hombre, según algunos testigos presenciales, hizo ademán de enfrentarse a los chavales para recuperar el rostro pero en ese preciso momento se le cayó un huevo y tuvo que pedir un taxi. La policía cree que fue también la misma falta de vergüenza lo que provocó la caída del testículo, y no descarta que el otro atributo aparecido hace quince días en los lavabos de La Bolsa de Madrid pertenezca a la misma persona. A raíz de este tipo de sucesos, muchos políticos ya se están haciendo las caras de kevlar, un material que ofrece una dureza excepcional contra todo tipo de inclemencias, y sobre todo contra el desgaste. “Prefiero que mi marido tenga la cara dura a que se le caiga cada dos por tres, ¿sabes lo que te quiero decir?”, confesaba la esposa de un subsecretario general. El otro día, añade la señora, se le cayó la cara en un kebab, y cuando volvimos a por ella ya habían servido la papada de mi esposo con pan de pita y humus en la mesa de unos titiriteros. Además del kevlar, que el Parlamento Europeo subvenciona al cien por cien, los suspensorios ya son también habituales entre los más precavidos. Desde la Secretaría de Estado se intenta evitar que los políticos vayan por ahí con el escroto vacío.

 

 

 
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COMENTARIOS (3)

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